Han pasado dos meses desde que murió Jesús, pero las heridas aún continúan abiertas. Fina sólo quiere olvidar a su hija Catalina, a quien considera culpable de todos los males de la familia. Aunque parece difícil encontrar una solución, la joven está decidida a corregir los errores que cometió en el pasado. Tras la proposición de Miguel Cortés de casarse con ella, Catalina sopesará las consecuencias que acarraría el enlace con el empresario: por un lado, parece el mejor camino para hacer pagar a Rafael Duque lo que hizo, pero por otro, ni el amor, ni siquiera la ambición, la mueven a dar ese paso.