Cristal interroga a Hyōga acerca de la ubicación del casco dorado. Hyōga huye del enfrentamiento, debido a que no cuenta con su armadura. Seiya también va a Siberia Oriental en busca de Hyōga, quien descubre que Crystal ha obligado a los habitantes del pueblo a construir una pirámide de hielo, en honor al Patriarca. Hyōga libera a la gente del pueblo y se enfrenta una vez más a Cristal. Seiya llega justo a tiempo, para salvar a Hyōga a quien Cristal había congelado ambas piernas. Debido a una distracción, causada por el Puño de Satanás, Cristal recibe de lleno todo el poder de la Aurora Boreal de Hyōga. Es entonces cuando se libera del control mental y haciendo uso de sus últimas energías, destruye la pirámide, para luego morir en los brazos de su alumno, pidiéndole que nunca abandone a las fuerzas del bien. Seiya lamenta esta pérdida diciendo “Otro protector del bien y la justicia se ha ido, ¿Por qué los Caballeros no somos inmortales?”.