Las migraciones son relojes de relojería: todos los días, innumerables animales deben moverse o morir, impulsados por el cambio de estaciones y un clima cambiante; compiten para llegar a su destino, antes de que sea demasiado tarde, para reproducirse, alimentarse o simplemente mantenerse con vida. Desde los siempre cambiantes témpanos de hielo del Ártico hasta las salinas de Botswana, miles de millones de criaturas se ven obligadas a viajar, por el bien de su propia supervivencia y su legado. Pero para los animales que van desde las morsas hasta los tiburones ballena, las cebras y los orangutanes, el berrendo y el plancton, todos los días son una carrera contra el tiempo.